miércoles, 2 de diciembre de 2009

Sobre la reciente implementación del sistema de inscripción a exámenes finales

A la comunidad académica de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA


Como es de público conocimiento, a dos días antes de las fechas previstas en el calendario académico para la inscripción a exámenes finales del turno diciembre de 2009, la gestión de la Facultad anunció mediante un comunicado de la Dirección Técnica enviado por correo electrónico, que dicha inscripción se haría de forma virtual mediante un sistema en la página www.filo.uba.ar. Dicho comunicado no aclaraba el carácter restringido de la medida, pero informaba los días en que los estudiantes se podrían anotar. Sin embargo, diversas y variadas quejas en estos días atestiguan que dicho sistema es la única forma posible para anotarse, impidiendo cualquier posibilidad de inscripción mediante el trámite habitual presencial.



Consideramos que las mejoras tecnológicas que puedan lograrse mediante la implementación del medio informático resultan totalmente deseables y hasta necesarias. Sin embargo, en la medida en que son unilateral y arbitrariamente implementadas, lo que se presenta como medio de mejora resulta en la práctica un medio de exclusión.



Presentar la informatización de los trámites de inscripción como única vía posible, supone que están dadas y extendidas las condiciones mediante las cuales cualquier estudiante puede acceder gratuitamente a una computadora, a la vez que cuenta con toda la información y los conocimientos necesarios para llevar a cabo dicho trámite. La consideración de las posibilidades y necesidades reales de la comunidad académica es algo que sólo la misma comunidad en su conjunto puede saber, y en tal caso, decidir efectivamente cómo disponer de los medios para mejorar la situación en la que se encuentra. Se trata, en primer lugar, de una democratización efectiva, no de medidas verticalistas, sean «bien» o «mal» intencionadas.



En segundo lugar, se trata de poner a disposición los medios materiales e intelectuales para lograr las mejoras supuestas. Habilitar, por ejemplo, la sala de informática de la facultad dedicada para tales fines en una franja horaria determinada, e indicar de forma clara y detallada la forma en que debería realizarse el trámite, podrían ser alternativas transicionales. A su vez, debido al impacto que provocan implementaciones de este tipo, se requiere que sean informadas con la mayor publicidad posible en toda la facultad, y no simplemente mediante vía electrónica algunos días antes.



Finalmente, un avance con medidas de este tipo, alerta sobre posibles restricciones en los derechos de cualquier estudiante en cuanto al ingreso irrestricto a la universidad y a tomar parte en la educación pública. Al modo en que ya ocurre en otras facultades mediante el sistema de inscripción a materias, en nuestra facultad, algunas cátedras de diversas carreras imponen al estudiantado un sistema de «inscripción interna» a las comisiones de prácticos mediante el Campus Virtual, con un cupo limitado «por el sistema mismo», al cual se accede por orden de llegada. Se impone, pues, la «selección natural» y la competencia individual, por sobre el acceso universal a la educación.



Se trata, en suma, no de cuestionar el medio técnico en sí mismo, sino de su uso social; algo que sólo la democratización directa y efectiva, y la consecuente socialización de dichos medios puede en la práctica lograr.



Buenos Aires, 2 de diciembre de 2009


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